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PERSPECTIVAS 2021

Alberto Acosta-Burneo


El año 2021 será particularmente complejo porque el país atraviesa una triple crisis: fisco quebrado, problema de competitividad y crisis social agravada por la pandemia del covid 19. El nuevo gobierno tendrá que enfrentar estos tres desafíos con valentía para poder acelerar el crecimiento económico y volver a generar empleo. Hagamos un recuento de los principales desafíos.


El escenario central del Banco Mundial considera que en 2021 la economía mundial volvería a crecer, en 4,0%, luego de haberse contraído en -4,3% en 2020. Para que se cumpla este pronóstico, se requiere que exista un manejo adecuado de la pandemia que limite su propagación. Existe mucha incertidumbre todavía sobre el ritmo de la recuperación económica: las cuarentenas reaparecen en diversas localidades y la vacunación avanza lentamente.


En Ecuador, lo más fuerte de las cuarentas ya pasó. En abril de 2020, las ventas se contrajeron en 44% interanual. A diciembre, la contracción se ha suavizado y las ventas son 12,8% inferiores a las de un año atrás. El impacto no ha sido uniforme. Todavía existen sectores con fuerte contracción en su actividad: entretenimiento y recreación, alojamiento y alimentación, construcción, etc.


La menor expectativa de ventas futuras contrajo la inversión en 20% en 2020 y para este año, la previsión es que exista una muy ligera contracción adicional. Detrás de este descenso también está también el permanente recorte a la inversión pública que realiza el gobierno debido a la estrechez fiscal.


Las restricciones a la producción provocaron una impresionante destrucción de empleos. A septiembre de 2020, se destruyeron 621 mil empleos (437 mil fueron urbanos). La aprobación de la Ley Humanitaria permitió salvar algunos empleos a través de la introducción de contratos especiales emergentes y la reducción temporal de jornadas. Sin embargo, el desafío para la recuperación de empleos sigue siendo enorme.


En este entorno, los desafíos para la producción son: recuperar capital de trabajo, acceder a financiamiento y adaptarse a nuevas necesidades de clientes (presupuestos reducidos y cambio de prioridades). Este proceso de adaptación tomará un tiempo, al igual que la recuperación económica.


El Fondo Monetario Internacional estima que la contracción del PIB en 2020 habría alcanzado un impactante –9,5%. La previsión de crecimiento futura no es halagadora. Para 2021, se registraría un ligero rebote de 3,5% y un crecimiento promedio de 1,8% anual en periodo 2022 a 2025. A este ritmo, la economía retornará al tamaño que tuvo en el 2019 recién en 2025.

La consolidación fiscal pasará factura al crecimiento económico, porque implica extraer más recursos del sector privado vía impuestos y una menor inversión pública.

Para acelerar el crecimiento se requiere mucho más que corregir los problemas fiscales. En paralelo es necesario implementar reformas estructurales adicionales para transitar hacia un modelo impulsado por el sector privado. Ecuador debe mejorar su atractivo para la inversión para fomentar la creación de empleo y, finalmente, elevar los estándares de vida. Algunas reformas estructurales urgentes son:


1ro. INCENTIVOS: la inversión es el motor del crecimiento y de la generación de bienestar. El tratamiento tributario a la producción debe ser competitivo en relación con otros países de la región. Actualmente, Ecuador castiga la inversión con una carga corporativa de 42,5% (15% participación de trabajadores, 25% impuesto a la renta y 10% a los dividendos), mientras que el promedio regional es de 31,6%. Otro incentivo perverso es el Impuesto a la Salida de Divisas que impulsa a los ecuatorianos a sacar dinero al exterior por la expectativa creíble de que su tasa sea incrementada en el futuro.


2do. COMPETITIVIDAD: Implica abrir mercados externos para ahorrar en el pago de aranceles en nuestras exportaciones. En paralelo a la liberación del flujo de capitales, necesitamos una legislación financiera moderna que impulse la internacionalización bancaria para reducir tasas de interés. Es necesario reemplazar la sustitución de importaciones por una política de reducción de costos, eliminación de la sobre regulación estatal y exceso de trámites. Se requiere una nueva ley laboral que legisle solo los principios básicos y permita que las partes lleguen a sus propios acuerdos.


3ro. CRISIS FISCAL: Frente al exceso de gasto, el desafío es priorizar los fondos públicos en el ciudadano: invertir en salud, educación y seguridad; reducir todo lo demás. Adicionalmente, se requiere calidad del gasto (no más obras sobredimensionadas e innecesarias) y la transparencia (no más contratos a dedo entre compadres).

Sin embargo, no todos los políticos están de acuerdo con estas reformas. Arauz, fiel creyente de la teoría neo marxista del Circuito Económico (o circuitismo), propone una política económica basada en: déficits fiscales permanentes financiados por emisión abundante de dinero (y por los fondos que respaldan el encaje bancario) y redistribución de dinero (riqueza) hacia clases sociales no privilegiadas.

Esta teoría económica es totalmente incompatible con la dolarización y es más que un "New Deal keynesiano", es un mecanismo para la socialización de la inversión. Es una "transición al socialismo democrático [facción que considera que la transición del capitalismo al socialismo puede lograrse dentro de un sistema democrático sin métodos autoritarios]" (Bellofiore, Universidad de Bérgamo).

El escenario es incierto.


Alberto Acosta-Burneo

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